Jeanne Baret
Fue la primera mujer en dar la vuelta al mundo, disfrazada de hombre.
En 1776, Jeanne Baret decidió embarcarse junto al renombrado botánico Philibert Commerson como su asistente en la primera circunnavegación francesa del mundo. Commerson quería hacer un catastro de especies alrededor del globo y, de paso, poner el nombre de su país en los libros de ciencia de la época.
Sin embargo, Baret se topó con un pequeño inconveniente: la expedición usaría dos barcos de guerra franceses, y un decreto real prohibía a las mujeres subirse a estas embarcaciones. Pero la científica estaba decidida a viajar, por lo que ideó un plan simple, pero audaz: disfrazarse de hombre, identidad con la que debería soportar los tres años que duraría la travesía.
Hoy la historia apenas la recuerda como la primera mujer en dar la vuelta al mundo y, por sobre todo, como la amante de Commerson, pero una reciente biografía de la escritora Glynis Ridley -El descubrimiento de Jeanne Baret (2010)- reivindico su nombre. Glynis destacó su notable aporte en la expedición, aporte que a diferencia de Commerson, cuyo apellido da nombre a 70 especies descubiertas durante su travesía, no quedó impreso en ninguna planta. Por eso, Eric Tepe, un biólogo de la U. de Utah, tras conocer su historia, decidió atizar su nombre y bautizó una nueva planta descubierta en Sudamérica con su apellido: Solanum baretiae.
"Debió de ser una mujer admirable y valiente. La historia la retrata como poco más que la amante de Commerson, pero gracias a Glynis, sabemos que era una gran botánica y exploradora y que su aporte merece ser reconocido", justifica Tepe.
En efecto, en la mitad de la travesía, Commerson enfermó gravemente, por lo que Baret se hizo cargo de gran parte del trabajo, que se resume en la primera descripción de la vid y la recolección de seis mil especies que hoy descansan en el Museo de Historia Natural de Francia. Aunque fue la primera mujer en circunnavegar el planeta, "Baret no se disfrazó de hombre para dar la vuelta al mundo, lo suyo era encontrar plantas", dice Ridley.
En su libro, revela que la botánica alcanzó a ocultar su identidad por muy poco tiempo, hasta que Louis de Bougainville, al mando de la expedición, la descubrió tras desembarcar en Tahití. Según el diario de De Bougainville, la mujer fue reconocida por los los nativos, pero la escritora no cree la historia. "Era muy sospechosa. El barco tenía poco más de 30 metros de largo y una dotación de 116 oficiales. ¿Cómo es posible que ocultara su identidad por dos años, sobre todo porque 'él' nunca se tapó la cabeza, ocupando los mismos baños de los marineros?", cuestiona Ridley.
La escritora hurgó en los diarios de la tripulación para demostrar que todos sospechaban que Baret era una mujer a pocos días de salir del puerto, sobreviviendo al acoso gracias al capitán de L'Etoile, el otro barco de la expedición, quien cedió su habitación a Commerson y Baret.
"Creo que muy pocas personas han oído hablar de ella. Y, sin embargo, su historia es muy inspiradora", añade Ridley.
Planta sudamericana
En su trabajo, Tepe viaja con habitualidad a Latinoamérica en busca de la Solanum (una planta parecida a la papa), descubriendo varias especies nuevas, incluyendo la que bautizó en honor a la botánica. "Pensé que Baret merecía un reconocimiento, así que contacté a Ridley para proponerle nombrar a esta nueva especie en su honor y enmendar así, en parte, esta amnesia histórica", explica Tepe.
El científico ratificó en un viaje a Perú y Ecuador que la Solanum baretiae era una nueva especie, y reparó en sus hojas, que en un mismo ejemplar podían cambiar mucho. Esta variación le pareció un reflejo de la personalidad de Baret que, al igual que la planta, reunía cualidades aparentemente contradictorias: "Una mujer vestida de hombre, una botánica en un mundo dominado por hombres, y una humilde mujer que viajó más lejos que muchos aristócratas".
Fuente: La Tercera
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